Jose Llorca Ortega
Es para mi un honor dirigirme a todos los participantes del XVII Symposium sobre puertos deportivos.
Para los gestores portuarios, el fomento de usos náutico-deportivos en nuestros puertos juega un papel fundamental, ya que favorece los espacios de “transición” entre las áreas ciudadanas y los puertos, que en nuestro caso, los puertos de interés general del Estado, tienen un marcado carácter comercial. Esos espacios son absolutamente necesarios para garantizar una adecuada gestión e imbricación de los intereses de las ciudades y los puertos.
Los puertos y marinas deportivas ubicados en las instalaciones de los puertos del Estado ofrecen cerca de 1/3 de los más de 105.000 amarres existentes en las costas españolas. Además, si nos centramos en un sector de reciente auge, el de los denominados megayates, comprobamos que de las 27 instalaciones
españolas que admiten grandes esloras, la mitad se sitúan en puertos de interés general.
La relevancia económica de este sector es indudable y se ha podido cuantificar. Así, y de acuerdo con los últimos estudios disponibles, la náutica deportiva (construcción, reparación, industria asociada y servicios) aporta aproximadamente un 0,7% del PIB nacional y más de 110.000 empleos, directos e indirectos, siendo un sector con capacidad para generar efectos de arrastre en la economía, por el
cual se generan más de 4 euros y 7 puestos de trabajo por efecto indirecto e inducido por cada euro/puesto de trabajo generado. Un sector, en definitiva, que se configura como un elemento de gran importancia dentro del desarrollo económico de España, que se encuentra en gran medida vinculado a otro sector clave para nuestra economía como es el turístico y de ocio, y que, con carácter
general, se configura como un elemento que una sociedad avanzada como la española demanda que se preste con elevados niveles de calidad en el servicio.
Para lograr este objetivo, desde el sistema portuario estatal se ha actuado desde diferentes perspectivas, tales como importantes inversiones públicas o apoyo institucional y financiero al desarrollo de grandes eventos deportivos. No obstante, el canal fundamental ha sido la creación de un marco normativo que ha permitido estimular el desarrollo de importantes proyectos de inversión, de modo que este tipo de instalaciones, con carácter general, sean desarrolladas y explotadas por empresas privadas.
Así, dentro de este marco, la legislación portuaria ha introducido una serie de medidas para rebajar la presión impositiva relacionada con la utilización de las infraestructuras y con la ocupación del dominio público portuario, así como introduciendo un régimen especial en el otorgamiento de concesiones para determinadas actividades del sector, en particular en el caso de los Clubs náuticos. Con carácter general, las medidas puestas en marcha en el ámbito de la navegación deportiva buscan, básicamente, rebajar la presión impositiva; preservar la práctica de esta actividad en el segmento de usuarios más numeroso
y con menor capacidad económica; tomar en consideración la especificidad de las entidades sin ánimo de lucro (clubs náuticos); y promover las buenas prácticas ambientales.
Apoyar la náutica deportiva es apostar por las ciudades, es abrir los espacios portuarios a la ciudadanía, y Puertos del Estado y las Autoridades Portuarias continuarán apostando por ello decididamente.
Jose Llorca Ortega